La utilidad del psicólogo a través de cuatro preguntas
¿Quien es un psicólogo?
Para ser psicólogo es necesario ser licenciado o graduado en Psicología, titulación que se obtiene tras varios años de estudio sobre comportamientos, emociones y pensamientos. Posteriormente es un requisito indispensable cursar un máster en Psicología Clínica para poder ejercer como tal. Así es como la sociedad produce un psicólogo.
En Atlas Psicólogos Tres Cantos consideramos fundamental continuar con formación posterior, tanto para profundizar en algunos temas, como para mantenerse actualizado con los cambios que va generando la ciencia.
¿Qué hace un psicólogo?
El objetivo de un psicólogo es incrementar el bienestar de una persona, utilizando técnicas diversas como la relajación, la contrastación de pensamientos, la aceptación de situaciones difíciles, la disminución de la autoexigencia personal, y muchas más.
Existen una gran cantidad de técnicas, pero lo verdaderamente interesante no es aplicar una batería infinita de test y procedimientos, sino considerar cuáles serán los más eficaces para la persona concreta que tiene una demanda específica.
¿Cómo lo hace?
Antes de que el psicólogo tome la decisión de aplicar unas u otras técnicas, es importante establecer una serie de hipótesis, como por ejemplo «La ansiedad que experimenta una determinada persona se debe al miedo a la incertidumbre». Definido el problema y sus causas, el siguiente paso es decidir qué técnicas utilizar para modificar, siguiendo el ejemplo anterior, el miedo a la incertidumbre.
En todo momento es importante que el psicólogo tenga en cuenta las características y deseos de la persona que tiene frente a él, ya que todos somos diferentes, y una técnica muy eficaz con la mayoría de la población puede no serlo con una persona en concreto.
¿Para qué lo hace así?
El hecho de que el psicólogo establezca hipótesis asegura que se usa el método científico, es decir que se actúa en base a unos datos contrastados y no siguiendo una mera intuición.
Tener en cuenta los deseos y características de cada paciente, facilita que la persona se sienta comprendida, que aumente su motivación y que pueda participar en el tratamiento con un rol protagonista y no un simple espectador.
Estos ingredientes hacen que las terapias actuales tengan unas altas tasas de éxito.