Resilencia: ¿tienes esta característica? ¿En qué consiste?

 En Emociones

La resiliencia es una capacidad que poseen los seres humanos para adaptarse a situaciones adversas.

Al principio, era considerado como una condición innata del ser humano, pero también puede estar influida por factores familiares, comunitarios o culturales.

Si quieres saber si tienes resiliencia, sigue leyendo:

Cómo saber si tienes resiliencia

Este término proviene del latín y significa volver atrás, rebotar, etc. Se adaptó a su uso en psicología para referirse a las personas que, aunque sufren situaciones de estrés, no les afecta psicológicamente.

De entre sus principales características, cuando una persona tiene resiliencia es capaz de identificar cualquier situación y mostrarse optimista para superar las dificultades.

También son capaces de hacer lo máximo posible siempre, viendo posibilidades donde otros sólo ven confusión.

Aunque puede parecer una palabra completamente desconocida y poco popular, lo cierto es que es muy importante haber desarrollado resiliencia, dado que estamos ante la capacidad para adaptarse y superar la adversidad frente a cualquier situación.

Por lo que es una cualidad que los psicólogos ayudan a trabajar y que se puede desarrollar con el tiempo.

Cualidades

¿Cómo es una persona que tiene resiliencia? ¿Qué cualidades posee? Este tipo de personas suelen mostrar cualidades como las siguientes:

  • Empatía: suelen ser personas con mucha empatía, con la capacidad de ponerse en la piel de otras personas fácilmente.
  • Autonomía: son personas autónomas e independientes que por su propio pie son capaces de hacer lo que deseen.
  • Optimismo: son personas con un gran optimismo para afrontar las distintas situaciones de la vida.
  • Autoestima: también tienen mucha autoestima, en el sentido de que se quieren y confían en sí mismas, demostrando confianza.
  • Sociabilidad: se caracterizan por ser personas sociales, que tienen habilidades para relacionarse.
  • Tolerancia a la incertidumbre: no les preocupa en absoluto la incertidumbre porque siempre encontrarán la manera de salir adelante.
  • Flexibilidad: también son personas flexibles en el sentido de que pueden adaptarse a distintas situaciones.

Se trata de una cualidad muy interesante que poseen algunas personas y que sin embargo, no conocen su nombre. Por lo que así es como se le conoce a la resiliencia y algunas de las principales cualidades.

Resiliencia, ¿capacidad innata o aprendida?

Una de las preguntas más extendidas es si la resiliencia se tiene o se aprende. En este sentido, es cierto que los rasgos temperamentales y de personalidad tienen una gran influencia sobre el desarrollo de la resiliencia. Sin embargo, no son factores determinantes de la misma. Por tanto, es una capacidad que puede desarrollarse y aprenderse a través de la experiencia y el aprendizaje.

La resiliencia se va aprendiendo a lo largo de nuestra vida, al exponernos a las distintas situaciones que vivimos. Estas experiencias y, en especial, nuestra manera de afrontarlas, nos van dotando de herramientas que podemos utilizar para superar la adversidad. Todo ello nos aporta un marco de creencias y comportamientos que son lo que favorecen (o no) al desarrollo de la resiliencia. Por eso, cuando queremos aprender a ser más resilientes, debemos cuestionarnos el trasfondo del que partimos.

No obstante, hay que recordar que la resiliencia no significa ausencia de sufrimiento, miedo o estrés. Al contrario, la resiliencia es la habilidad de sentir esas emociones y sobreponerse a ellas, sin dejar que nos arrastren y nos tumben. Es la capacidad de mantener el equilibrio y la estabilidad a pesar de los golpes que la vida pueda darnos.

En definitiva, debemos aceptar y asumir que no tenemos poder para cambiar nuestra realidad. Sin embargo, sí podemos cambiar nuestra manera de percibirla y de reaccionar ante ella. Y esto es una cuestión fundamentalmente de aprendizaje y desarrollo.

Cómo ser más resiliente

Ahora que ya sabes qué es la resiliencia y cuáles son las características de las personas resilientes, seguro que te estarás preguntando cómo ser más resiliente.

Como ya anticipábamos, la base no está en las situaciones traumáticas o negativas que se viven, sino en la valoración personal que se les da. Por ello, el primer paso es reconocer cuáles son nuestros pensamientos y reacciones para modificarlos por otros más adaptativos y funcionales. Pero esto suena muy abstracto y es difícil aplicarlo en el día a día sin alguien que te guíe. Sin embargo, estas son algunas recomendaciones que puedes poner en práctica para desarrollar la resiliencia:

  1. Entender las crisis como oportunidad y no como un problema insuperable: Cuando nos sobrevienen momentos malos, es fácil caer en la autocompasión y adoptar actitudes pasivas. Frases como ?no puedo hacer nada contra esto? o ?es que todo lo malo me pasa a mí? no favorecen el empoderamiento necesario para ser más resiliente. Por eso, fuérzate a buscar el lado positivo. ¿Sabes eso de que cuando una puerta se cierra, otra se abre? Entrena tu percepción para buscar esa otra puerta, esa oportunidad de salir victorioso ante la adversidad. Además, si aprendes a orientarte a buscar una solución, en vez de estancarte en el problema, podrás responsabilizarte de los aspectos sobre los que tienes un poder real de acción.
  2. Aceptar que el cambio es inevitable: Hay circunstancias que no dependen de nosotros y, por tanto, no las podemos cambiar ni evitar. La pérdida es una parte esencial de la vida. Y pérdida puede hacer referencia a muchas cosas: fallecimiento de un ser querido, la ruptura de una relación importante, perder un trabajo, mudarse de casa, etc. El cambio, en sí mismo, es algo positivo porque funciona como motor, nos impulsa a mejorar y a aprender más de nosotros y de lo que nos rodea.
  3. Marcarse unos objetivos que sirvan de orientación: Cuando no sabemos hacia dónde vamos en la vida, es mucho más fácil perdernos por el camino y recrearnos en lo negativo. Por eso, es importante tener un proyecto vital que sirva de guía, uno tuyo, íntimo, propio. Algunas personas lo encuentran en una vocación, otras en una idea, y otras en una profesión. Pero sea como sea, ese proyecto es el que te dará estructura en esos momentos difíciles en los que todo parece derrumbarse a tu alrededor. Además, ese gran objetivo puede dividirse en pequeños miniobjetivos que te guíen en el día a día ayudándote a tomar decisiones.
  4. Profundizar en el autoconocimiento: Es innegable que, cuanto mejor nos conocemos a nosotros mismos y más podemos predecir cuáles serán nuestras reacciones, más poder tendremos para mantenernos erguidos. Saber cuáles son nuestras limitaciones y fortalezas nos ayudará a apoyarnos en las segundas para disminuir y mejorar las primeras. Así, al fortalecer nuestras capacidades y aptitudes, podremos adaptarnos mejor ante los cambios y los embistes de la vida.
  5. Tratarse con cariño: A pesar del riesgo de caer en la autoindulgencia, hablarse a uno mismo con cariño y respeto es fundamental. Características como la autoexigencia elevada, el perfeccionismo y el maltrato constante por los fracasos o las debilidades que percibimos en nosotros mismos solo debilitan nuestra autoestima y nos hacen vulnerables.
  6. Socializar con otros: El apoyo de familiares, amigos, compañeros de trabajo, y demás personas del entorno cercano es un factor de protección muy relevante. Esta red de apoyo social nos ayuda a incrementar nuestra capacidad de superación y propicia nuestro bienestar. Sin embargo, para que las relaciones sociales cumplan su función, nosotros debemos saber pedir y aceptar la ayuda de los demás.

Si te parece una cualidad interesante y te gustaría empezar a trabajarla, recuerda que un equipo de psicólogos puede ayudarte. Estarás en las mejores manos y antes de que lo imagines desarrollarás la resiliencia para poder afrontar los momentos críticos de manera más sencilla y con positividad.

Si tienes alguna duda, ¡puedes preguntarnos!

Entradas Recientes