¿Ir al psicólogo es de locos? El tabú de la salud mental

 En Psicología

Loco, a. 

    1. adj. Que ha perdido la razón. 
  1. adj. De poco juicio, disparatado e imprudente. 

¿Ir al psicólogo es de locos? ¿Todos los que acuden al psicólogo lo hacen porque no están bien de la cabeza?

Hoy queremos romper uno de los grandes mitos contra la salud mental y la psicología: si ir al psicólogo es solo para aquellos que están locos.

¿Están locos los que van al psicólogo?

Para empezar, plantéate lo siguiente:

Cuando te haces un esguince en el tobillo o tienes dolores de estómago de forma continuada, seguramente vayas a Urgencias o a tu médico de cabecera.

¿Entonces qué pasa con la salud mental? ¿No merece tanta atención como la física? ¿Acaso la depresión no duele? ¿O la ansiedad no nos imposibilita a hacer muchas cosas como también lo haría un brazo roto?

A día de hoy, tenemos mucha concienciación con el cuidado de la salud física. Cuidamos nuestra alimentación, hacemos deporte con frecuencia y vamos al médico en cuanto sentimos dolor.

Es más, en muchos casos las consultas se saturan de gente con resfriados y gripes, cuyo tratamiento es guardar cama en la mayoría de los casos.

Por otro lado, la salud mental y la psicología está muy estigmatizada. Buena parte de la población considera «de locos» ir al psicólogo, ya que se asocia con terribles sanatorios o con camisas de fuerza y habitaciones acolchadas.

Por un lado, eso correspondería más a tratamientos psiquiátricos, ya que existe una clara diferencia entre un psicólogo y un psiquiatraPor otro, la mayoría de psicólogos no tratan ese tipo de patologías que, como afirma la RAE, es propia de personas que «han perdido la razón».

Hay que estar muy cuerdo para ir al psicólogo

Y así es. En la mayoría de casos, las personas no contamos con la suficiente inteligencia emocional para identificar problemas psicológicos y tratarlos por nosotros mismos.

Tanto es así, que según el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 1 de cada 2 pacientes de los Centros de Salud de Atención Primaria presenta síntomas compatibles con un trastorno emocional.

Y el médico, con poco tiempo entre consulta y consulta, no puede profundizar demasiado ante las exigencias de los pacientes (no duermo bien, me siento flojo…) y acaba por recetar psicofármacos. Todo esto hace que, por ejemplo, España sea el segundo país con mayor consumo de tranquilizantes del mundo.

Por eso mismo, en Atlas Psicólogos Tres Cantos consideramos que el mero hecho de cruzar el umbral de la puerta de un psicólogo implica cierto arrojo y, sobre todo, mucha cordura.

¿Qué tiene de malo ir al psicólogo?

Ya te lo decimos nosotros: nada.

El ser humano ha evolucionado hasta ser capaz de procesar, experimentar y sentir estímulos más allá de los animales. La psicología surgió para dar respuesta a un problema muy humano: la incapacidad de controlar las emociones.

Al igual que vamos al oftalmólogo si queremos corregir un problema de visión, o al dentista si queremos que nos empasten una muela, en la consulta de un psicólogo se pueden tratar afecciones emocionales.

¿Para qué sirve el tratamiento de un psicólogo?

La labor de los profesionales que están en las consultas de psicología es descubrir, orientar y organizar problemas, ideas y retos de la persona que acude a la clínica.

Sí, tratamos afecciones como la ansiedad, la depresión o los trastornos en la personalidad. Sin embargo, también son frecuentes los pacientes que acuden a nuestros divanes para descubrir componentes de tu personalidad y orientarte a un estado óptimo; tomando las riendas de tu vida.

En Atlas Psicólogos Tres Cantos sabemos que dar ese primer paso y pedir cita para una primera consulta es complicado. «¿Qué me preguntará? ¿Servirá de algo?» te estarás cuestionando.

Por eso mismo, en nuestra convicción, queremos que vengas a nuestra clínica psicológica en Tres Cantos con toda la tranquilidad del mundo. Con esta mentalidad hemos pensado que lo mejor es que tu primera consulta sea 100% gratis.

Visítanos, conoce nuestra forma de trabajar y decide si continuar viniendo o no. ¡Sin compromisos!

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