Obesidad y ansiedad. Una terrible relación de la que se puede salir

 En Ansiedad

La obesidad está catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad. Esta se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa, lo que puede tener efectos nefastos para la salud de quien la padece.

Psicológicamente hablando, está acompañada de ansiedad. La relación obesidad–ansiedad resulta en una combinación de factores que ponen en riesgo su equilibrio biopsicosocial.

¿Obesidad y ansiedad van de la mano? Ciertas conductas traen resultados que cambian el estilo de vida de las personas y tal vez uno de esos cambios sea el indeseable sobrepeso.

El concepto ansiedad es utilizado de manera general para hacer referencia al sentirse deprimido. No obstante, cada persona lo refiere a cierto comportamiento según lo quiera expresar.

Puede ir desde hacer que las personas reaccionen normalmente ante un evento, hasta lo patológico. El primer caso lo podríamos ejemplificar, con un individuo que al momento de hacer algún examen académico se sienta ansioso, no obstante, no presente ningún trastorno.

En cambio, cuando los niveles de estrés sobrepasan los límites, como los que se experimentan en las crisis de pánico y se manifiesta angustia, se podría definir como una perturbación de la conducta.

Normalmente, quienes padecen obesidad se vuelven más vulnerables a los ataques de ansiedad. Por tanto, se crea un círculo vicioso en el que la obesidad alimenta la ansiedad por estar obeso. Y al tener esa inquietud, se desemboca en un desequilibrio emocional en el que no se puede cumplir el objetivo: perder peso.

Relación entre obesidad y ansiedad

Es cierto que la obesidad responde a muchos factores (sociales, conductuales…). El más común de ellos es el biológico, por lo que hay gente más predispuesta genéticamente a acumular grasa. 

Sin embargo, hay gente que tiende a engordar cuando se le presentan situaciones que impliquen un impacto emocional. Estas (rupturas, duelos, etc.) propician que la persona sucumba a la ingesta descontrolada de alimentos. A causa de esto, también se limitará la actividad física, lo que fomenta la retención de grasa.

Situaciones como: duelos, rupturas amorosas, trastornos de ansiedad, o cualquier otra situación emocional puede llevarnos por este camino, que está directamente relacionado con la sensación de hambre, pero de tipo emocional.

De seguro ya has vivido que ante una situación de estrés, buscas instintivamente comer algo que te calme la ansiedad Ya sea un chocolate, patatas fritas o la más rica de tus comidas. La sensación emocional y mental de placer es inmediata y por instantes tus problemas parecen desaparecer. Pero cuidado, esto es un engaño para “preservarte”.

Se vuelve interminable, sientes ansiedad, comes más, aumentas de peso y de pronto te ves inmerso en el camino obesidad y ansiedad. Sientes que pierdes el control y vuelves a comer otra vez, pareciera que no pudieras parar, o por el contrario, no sabes exactamente dónde comenzar.

A esto, se agrega el componente social, cómo si lo que estás viviendo ya no fuera suficiente, puedes sentirte rechazado por los demás por el cambio de imagen corporal que has tenido, y por ende aumenta la intensidad de la ansiedad.  

¿Qué hacer para reducir positivamente la ansiedad?

Aquellas personas que sufren de ansiedad patológica y que le ha llevado a tener obesidad necesitan algún tipo de terapia que les ayude a resolver dicho problema. Sobre todo, si quieren someterse a un procedimiento bariátrico para bajar de peso.

De esto dependerá el éxito o el fracaso de cualquier plan para reducir medidas. Se debe estar altamente convencido de que se tiene que cambiar el estilo de vida para siempre. Por este motivo, es necesario hacerlo de la mano de especialistas.

Aunque suene angustiante este problema, que además es de tipo orgánico y mental, hay que aclarar que sí tiene salida y existen formas de ayudar a quien lo padece. Siempre que se aborde de la mejor forma posible, el paciente responderá de forma positiva ayudándose a sí mismo, y también a otros.

  • Acude con un especialista médico, y también con un psicólogo. Aborda este problema de obesidad y ansiedad, requiere la intervención y tratamiento de ambos. Así habrá un plan médico especialmente diseñado para ti, y terapias psicológicas que te ayuden a identificar el origen de la ansiedad y la falta de auto control.
  • Haz actividades que te ayuden a calmarte. Ejercicios de respiración, meditación, música y caminatas cortas ayudan a despejar la mente y calmar los nervios.
  • Procura buscar apoyo con familiares y amigos, recuerda que no tienes que estar solo en esto.

Luchar contra los patrones sociales de una imagen corporal perfecta siempre será un problema, por eso acéptate tal como eres, y busca tu propio bienestar físico y mental. Es tu responsabilidad cuidar de ti mismo y disfrutar la vida a plenitud.   

Consejos para reducir la ansiedad

La ansiedad, además de asociarse con la obesidad, se relaciona con el sedentarismo y el alto consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol o el tabaco, lo que a su vez, causa mayor obesidad. Además, tanto el sobrepeso como la ansiedad son dos problemas que afectan de forma importante a los niños.

La buena noticia es que una reducción estable de los estados de ansiedad favorece la disminución del índice de masa corporal. Por este motivo, es imprescindible conocer algunas formas de evitarlo.

Algunos de los consejos más generales que puedes hacer están basados en la modificación de los hábitos; cuestión que puede parecer bastante complicada, pero que también puede resultar sencilla si tiene un seguimiento adecuado.

1.   Detectar los momentos en los que te sientes estresado o ansioso

El estrés y la ansiedad pueden estar causados por situaciones muy diversas, por ejemplo, algún conflicto que no has podido hablar o solucionar en el trabajo, en el colegio, con tu pareja, con tus amigos o con tu familia; también puede pasar que no tengan una causa clara, o que se asocie una dificultad de poner límites a los demás.

En principio es fundamental tener pistas sobre las situaciones que te pueden estar provocando estrés continuo, de forma que sea posible modificarlas o modificar tus posturas y decisiones ante ellas.

2.   Buscar otras opciones

Algo que debes tener claro es que los hábitos no se cambian de un día para otro, así como la ansiedad no desaparece de la noche a la mañana, con lo cual es importante aprender a encontrar relajación mediante cosas más funcionales que la ingesta excesiva de calorías.

Por ejemplo, aprender a desconectar y a descansar, o a nivel de relaciones interpersonales procura poner límites a los otros y ante tus propias exigencias. Igualmente puedes escoger hacer ejercicio físico, salir a pasear, visitar a alguien, leer un buen libro, tomar un té, ver una película, etc.

3.   Establecer rutinas que incorporen hábitos saludables y experiencias agradables

Se trata de procurar que tu día a día este compuesto por algunas cosas básicas como tener una alimentación balanceada, en cantidad suficiente y lo más natural y fresca posible; hacer ejercicio moderado, tener momentos de descanso y procurar hacer actividades que te produzcan motivación y satisfacción personal, lo que puede ser desde un hobbie hasta mantener aspiraciones profesionales a largo plazo.

En cualquier caso, es fundamental también pedir ayuda especializada si la necesitas. Una visita a un psicólogo puede ser también muy útil para reducir los niveles de ansiedad y mejorar tu respuesta a las situaciones estresantes.

En conclusión, la obesidad puede estar asociada directamente con la ansiedad. No obstante, es posible solucionarlo. Si necesitas ayuda, no dudes en contactar con nosotros. Desde Atlas Psicólogos estaremos encantados de ayudarte en todo lo que necesites.

Entradas Recientes