Las ‘loot boxes’ y la adicción al juego en niños y adolescentes
Las loot boxes son uno de los problemas de adicción que se están desarrollando en los jugadores de videojuegos, sobre todo en niños y adolescentes -público objetivo de los mismos-. Esta situación se da también porque muchas veces ni los propios padres conocen qué son o en qué se gastan el dinero sus hijos.
Pero primero tenemos que explicar qué son las loot boxes o cajas de botín y por qué son tan peligrosas para los jugadores de videojuegos.
El problema con las loot boxes: adicción al juego en niños y adolescentes
¿Qué son las loot boxes o cajas de botín?
En la inmensa mayoría de videojuegos online (con posibilidad de jugar con otras personas simultáneamente) existen estas cajas de botín.
Son cofres virtuales que contienen una ventaja o aspecto que diferencie al jugador del resto.
Estas recompensas pueden ser estéticas (iconos, trajes para los personajes…) o que afecten a la experiencia de juego (un arma, un nuevo personaje…). En la inmensa mayoría de los casos, sin embargo, el jugador no sabe al 100% qué va a conseguir en esa caja.
Estas loot boxes se suelen obtener de dos formas: mediante muchas horas de juego o pagando cierta cantidad de dinero. Dinero real.
Por otro lado, cuando se abren, el videojuego suele ofrecer al jugador una experiencia relacionada con el triunfo (guirnaldas, luces, sonidos…) que le ofrece satisfacción por hacerlo.
En definitiva, son recompensas más o menos aleatorias obtenidas con dinero real.
Esto establece una relación con el sector del juego, como si se tratara de una tragaperras o una casa de apuestas online.
La relación entre el juego online y las loot boxes
Las loot boxes y el juego online (póker, apuestas deportivas, etc.) guardan una estrecha relación en varios aspectos:
- Cambiar dinero por algo de valor. En las cajas de botín pueden ser extras, personajes, etc. y en las apuestas, dinero. En ambos casos, el objetivo en mente del jugador es pagar poco por algo que tenga más valor que lo invertido. Cosa que difícilmente se logra a causa del siguiente punto.
- El componente de azar. Aunque en las loot boxes la recompensa esté asegurada, no siempre valdrá al jugador. Es decir, puede que salga un arma que ya tiene, un poder que no le interese… y esto conlleve a la frustración.
- El precio. Aunque no exista límite de pago, sí existen unos mínimos muy bajos para obtener recompensas. Claro está, a cuanto más se pague, mejor será lo conseguido pero el sistema de microtransacciones puede funcionar desde menos de 1 €, apenas imperceptible.
- Las monedas virtuales. En la mayoría de juegos se inventa una moneda virtual (fichas, puntos, gemas…) para que el dinero en el monedero virtual sea apenas perceptible. Si en vez de 10 €, tenemos 1.500 monedas de oro, se difumina la sensación de gasto.
- La experiencia de recompensa. En una tragaperras, cuando jugamos se nos llena el cerebro de sonidos e imágenes. Y, si ganamos, la máquina nos manda un estímulo que apreciamos como triunfal. Con las loot boxes sucede lo mismo de forma virtual.
Como hemos visto, en ambos casos vemos una fórmula prácticamente idéntica que puede conducir a una adicción «a la tragaperras». Sin embargo, lo más preocupante es que las loot boxes están totalmente disponibles para niños y adolescentes.
En la mayoría de estos juegos no existe limitación de edad para participar en este sistemas de pago-recompensa, ya que en la misma aceptación de las políticas del juego viene indicado su contenido.
También está el peligro acerca del desconocimiento de los padres sobre estos asuntos, quienes no sabes qué está haciendo su hijo mientras juega. Aunque conseguir un método de pago en una consola u ordenador puede ser difícil para un niño, recordemos que la mayoría de juegos móviles desarrollan este modelo para monetizar su producto.
Cómo identificar un problema de adicción con las loot boxes
El primer paso para identificar la adicción a las cajas de botín es consultar la tarjeta de crédito. Los menores de edad no tienen acceso a una propia, y será fácil identificar cargos en la cuenta de forma continuada.
Por otro lado, es importante conocer a qué dispositivos tiene acceso el niño (consolas, móviles…) y tener una estimación de tiempo destinado a esos juegos. Una gran cantidad de horas jugando puede ser indicativo de que exista esa adicción.
El niño, en estos casos, también se muestra más nervioso e irritable cuando no está jugando o cuando se le molesta. Esto no siempre es indicativo de recurrir a las cajas de botín, pero sí de una potencial adicción al videojuego.