¿La ansiedad es nuestra enemiga?
La ansiedad, una emoción incomprendida
La ansiedad, como cualquier emoción que podemos sentir, tiene una función. Sin embargo, el modo de experimentarla hace que la consideremos como una emoción tan inútil como maligna, lo que resulta lógico, ya que hemos aprendido que lo que duele es negativo para nosotros, razonamiento que habitualmente funciona, como sucede con el dolor que se siente si te quemas la piel, que inmediatamente nos lleva a retirarnos del peligro del fuego (bien hecho).
Pero no todo funciona así, el cuerpo humano también recibe señales de cansancio cuando está practicando deporte, y sin embargo, esa señal, habitualmente desagradable, se soporta sabiendo que la constancia en el ejercicio reportará una serie de beneficios corporales.
Por tanto, es importante que diferenciemos entre las sensaciones que nos provoca un determinado estímulo y su función.
¿Para qué sirve?
Dicho esto, la pregunta sería ¿para qué sirve la ansiedad? La ansiedad es una emoción que activa el cuerpo ante un estímulo que consideramos, consciente o inconsciente, que requiere una respuesta vigorosa, para lo que el organismo pone en marcha una serie de recursos que serán útiles para este tipo de respuesta, como el bombeo de la sangre más rápido (taquicardia), refrescar el cuerpo ante un posible sobrecalentamiento por la actividad que deberemos llevar a cabo (sudoración), etcétera.
Un dato importante
Es importante que sepamos que tras la activación del sistema nervioso simpático, encargado de poner en marcha nuestro cuerpo para una respuesta rápida y eficaz, se pone en funcionamiento el sistema nervioso parasimpático, que lleva al ahorro y recuperación de nuestros recursos. Es decir, nuestro organismo prevee que la situación será breve, por eso nos da energía para un breve intervalo de tiempo, y en seguida pone en marcha el sistema que nos permitirá recuperarnos.
Lo curioso es que funcionamos como un interruptor: los mecanismos de ansiedad están encendidos o apagados, pero no pueden estar activados simultáneamente los dos mecanismos.
¿Cómo apagamos el interruptor de la ansiedad?
√ Comprendiendo la emoción.
√ Identificando las situaciones que lo provocan.
√ Reconociendo los pensamientos y sentimientos asociados.
√ Explorando exigencias personales.
√ Practicando técnicas de relajación.
√ Sustituyendo pensamientos negativos.