¿Tengo estrés o ansiedad? Cómo diferenciarlos y qué hacer contra ambos

 En Psicología

A menudo, las personas se refieren al estrés y a la ansiedad como lo mismo. Pero, ¿realmente lo son? ¿Qué diferencias hay y qué soluciones podemos adoptar?

Estrés vs ansiedad

Antes de nada, es importante tener en cuenta que el estrés y la ansiedad no son lo mismo. Son conceptos diferentes, independientemente de que muchas personas los utilicen como sinónimos, precisamente porque creen que comparten significado.

¿Qué es el estrés?

El estrés se produce cuando el cerebro interpreta algo como un peligro o una amenaza. A partir de ahí, el organismo dedica sus energías a combatirlo y se produce un estado de defensa, donde saca todas sus fuerzas.

Esta situación de emergencia causa estrés y también tiene consecuencias físicas. Es decir, es algo que afecta al organismo y hace que aumente la presión arterial, la concentración de glucosa, la actividad mental, el riego sanguíneo…

Es decir, la energía del organismo se prepara para reaccionar y cuando termina, se ponen en marcha mecanismos para recuperar el equilibrio. Por lo que, el estrés va desapareciendo poco a poco.

Claro que, hay grados de estrés. Digamos que, no todas las personas que sufren estrés lo hacen de la misma manera. El problema sucede si se desencadena una reacción como si el peligro fuera real, estando en un entorno seguro, y sin posibilidad de descargar la energía desencadenada por el estrés.

Esto último, puede ser fatal, dado que si se acumula puede causar problemas físicos mayores como un ictus o un infarto. Por eso es por lo que es tan importante conocer el estrés y trabajar para que no sea un problema.

¿Qué es la ansiedad?

En cuanto a la ansiedad, es una respuesta fisiológica que deriva de la activación continuada de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA). Por lo que, es importante entender que no es un estado emocional, sino que se trata de una activación fisiológica, que se manifiesta de distintas formas y tiene reacciones diferentes según la persona.

También hay que tener en cuenta, que hay estados de ansiedad diferentes. Por ejemplo, es normal que una persona se muestre con ansiedad antes de un examen importante o de una noticia que puede cambiar su vida. Es lo que se conoce como la ansiedad adaptativa.

La ansiedad adaptativa, puede ser normal y aceptarla nos puede ayudar a lidiar mejor con ello. Además, no es un peligro para la salud física. Si bien es cierto que dependiendo del nivel puede causar dolor de cabeza, mareos, sudoración, angustia, palpitaciones

Digamos que, si el mecanismo de reacción desborda, la persona se bloquea y puede no pararlo, causando un trastorno de ansiedad. Si esto ocurre, es que la ansiedad no es adaptativa. Hay que aprender a pararlo, para que no pase a ser patológica, porque si va a una intensidad alta entonces puede desencadenar los síntomas mencionados y que tenga más similitud con el estrés. 

Por poner un ejemplo, si en un examen la ansiedad nos ayuda a concentrarnos más y a darlo todo, será adaptativa y estará funcionando. Pero si nos bloquea y nos hace quedar en blanco, quiere decir que no es adaptativa y que nos ha superado.

Por lo tanto, si hablamos de síntomas de ansiedad tenemos: manos húmedas, temblor de las manos, manos o pies fríos, problemas para dormir, sudores, dolor de cabeza… De nuevo, nos recuerda al estrés, pero solo cuando nos supera. Además, la ansiedad también se vincula con los ataques de pánico.

“La ansiedad continúa cuando el problema ya no existe”

Una de las formas de aprender a distinguir la ansiedad y el estrés, pasa por memorizar esta frase. Si solucionamos un problema, el estrés desaparece, pero la ansiedad puede seguir ahí cuando no conseguimos controlarla.

Por ejemplo, si una persona está agobiada por un examen y lleva días estudiando, puede que sienta estrés. Acaba el examen y se libera del estrés. Pero si sufre de ansiedad, aún sentirá una angustia terrible, vinculado por ejemplo al miedo terrible de suspender el examen o de las consecuencias que derivarán de ello.

¿Cómo detectarlo y solucionarlo?

Si tienes sospechas de que sufres de estrés, ansiedad o ambas, es importante que tomes conciencia sobre el problema y te pongas en manos de profesionales, porque es ahí cuando puedes empezar a cambiar las cosas.

Es una inversión que te puede hacer ganar en calidad de vida, porque incluso te puede ayudar a hacer cosas que antes podrían ser inimaginables para ti. Pero sobre todo, es importante para tu salud.

¿Crees que sufres de ansiedad o estrés? Hablemos.

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