Elegir un buen psicólogo
¿Cómo elegir un buen psicólogo?
Para elegir un psicólogo es útil tener en cuenta una serie de factores que influyen en que el tratamiento resulte exitoso. El trabajo de un psicólogo no se mide por una sola variable, sino por la confluencia de varias.
Establecimiento de una buena relación entre paciente y psicólogo o «rapport»
Esta es la base de cualquier tratamiento, proporciona un clima agradable que facilita que ambas partes trabajen cooperativamente aspectos vitales de una persona, además de que produce una motivación extra para superar las dificultades que puedan surgir durante el proceso. Requiere escucha, respeto y empatía por parte del psicólogo. Deben estar incondicionalmente presentes.
- Escucha: se produce cuando el psicólogo se muestra interesado en lo que el paciente comunica.
- Respeto: se refiere a la ausencia de juicios de valor por parte del psicólogo. Lo que un paciente siente, piensa o hace tiene sentido, y ningún psicólogo está capacitado para considerar la moralidad de estos elementos. El psicólogo reduce o elimina malestar, no cambia la forma de ser.
- Empatía: significa que el psicólogo es capaz de situarse en el lugar del otro, comprendiendo lo que puede sentir o pensar.
Formación
El conocimiento jamás se detiene, se producen miles de investigaciones psicológicas al año, siguiendo el método científico, tal y como exige esta disciplina.
Cada descubrimiento refina las técnicas ya existentes o nos proporcionan nuevos métodos de trabajo, por ello resulta vital que el psicólogo se mantenga en constante actualización, estando al día de las novedades más relevantes, e intentando aplicar a la práctica clínica aquellas que considere más valiosas.
Experiencia
La experiencia refleja que el psicólogo ha contado con el tiempo suficiente y las oportunidades necesarias para enriquecerse como profesional.
La experiencia está compuesta de dos elementos:
- Vivencias: se produce cuando se trabajan casos de diferentes temas, de diferentes complejidades, con diferentes participantes, o diferentes técnicas. Cada persona es única, por tanto, cada caso también lo es.
- Reflexiones: es el verdadero elemento diferenciador. No se trata de acumular tiempo de trabajo en una silla, sino de esforzarse en adaptarse a cada caso, en pensar por qué una técnica puede funcionar con un determinado paciente y con otro no, en obtener conclusiones que proporcionen nuevos aprendizajes.
Inteligencia
No es habitual que un psicólogo se someta a un test de inteligencia y entregue los resultados a sus pacientes, por lo que es difícil tener una medida exacta de su nivel de inteligencia.
Sin embargo, éste puede mostrar su inteligencia, o su habilidad como psicólogo, a la hora de explicar las razones por las que se producen los trastornos, los mecanismos que lo mantienen, y los procedimientos de resolución que podrá aplicar para reducir o eliminar los síntomas que producen malestar.
Dato importante: la inteligencia es uno de los mejores predictores para medir la eficacia futura de un trabajador, especialmente cuando el trabajo a desempeñar es complejo. Dado que cada caso es único, y cada cerebro complejísimo, la inteligencia adquiere un valor vital en el tratamiento psicológico.
Dedicación
La dedicación es básica para que el trabajo realizado vaya por buen camino. Cuando todo lo aplicado no ha proporcionado el resultado esperado, es un buen momento para replantearse qué puede estar fallando. En esta situación, el psicólogo cuestiona sus hipótesis iniciales y plantea nuevas técnicas. Para ello hace falta, ser consciente de que a veces es necesario dar un paso atrás para dar dos saltos hacia adelante. Por ello, la dedicación es algo sumamente importante, tanto al inicio del proceso, como ante cualquier eventualidad imprevista.